CUANDO EL PALACIO DE BUCKINGHAM TOCÓ EL STAR SPANGLED BANNER

Esta última semana nos ha brindado la oportunidad de poder reflexionar sobre aquellas cosas en nuestras vidas que más importan, aquellos a quienes amamos y cuidamos mucho.

El 8 de septiembre, Su Majestad la Reina Isabel II falleció después de más de 70 años en el trono. El domingo 11 de septiembre, todos pausamos en silencio para conmemorar los 21 años desde que perdimos miles de vidas en los Estados Unidos el 9/11.

Si bien estos dos hitos históricos son muy distintos en muchos sentidos, existe una convergencia de los dos eventos que merece nuestra consideración reflexiva y tal vez privada.

Ya sea con la pérdida de Su Majestad, o en los miles que perecieron trágicamente en Nueva York y Washington en 2001, nuestros corazones colectivos se quebrantaron al pensar en los seres queridos que quedaron atrás. Los cónyuges, hijos y nietos se fueron con dolor recordando a aquellos a quienes amaban tanto. Atesorar los recuerdos de vidas vividas y perdidas.

Sin embargo, más que llorar, su fallecimiento nos permite considerar y reconsiderar por qué lloramos por la pérdida de personas tan extraordinarias. Es su desinterés, su consideración, su cuidado y su coraje. Vemos en ellos la medida consagrada de la humanidad: temple, fuerza y compasión. Son un ejemplo de lo que nos esforzamos por ser como seres humanos y como ciudadanos.

Su Majestad llevó a Canadá y a la Mancomunidad Británica de Naciones de una era de Imperio y colonialismo a una hermandad de naciones iguales. Personas libres de todas las razas, credos y religiones de todo el mundo.

Ya sean bomberos o policías, muchos héroes perdieron la vida ascendiendo escaleras oscuras el 9/11. Hombres y mujeres increíbles salvando a sus conciudadanos en un momento de peligro inimaginable.

Casualmente, el 13 de septiembre de 2001, fue la propia reina Isabel quien ordenó a los Coldstream Guards, el regimiento regular más antiguo del ejército británico, que tocaran el Star-Spangled Banner durante la ceremonia de Cambio de Guardia en el Palacio de Buckingham. Un acto sin precedentes de consideración y respeto entre las naciones. Un gesto de humanidad y bondad en uno de los momentos más oscuros de la historia reciente.

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Honor, Servicio, Dignidad, Humildad. Dios bendiga a los Estados Unidos Que Su Majestad descanse en Paz Dios salve al rey   MARGARITA SIMKIN Presidenta INKAS® Group of Companies

MARGARITA SIMKIN
Chairperson
INKAS® Group of Companies

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